La iniciativa está a cargo de Forestadora Tapebicuá, que
utilizó un crédito del Bicentenario del Banco Nación para financiar parte de
los $ 30 millones que lleva invertidos con el propósito de dotar su complejo
productivo de una moderna turbina de biomasa.
Mientras que la caldera llegó desde Brasil y los tableros
electrónicos procedieron de Alemania, la turbina fue importada desde India.
Capaz de producir unos 2 megawatts de energía eléctrica, ésta se alimenta con
aserrín y otros desperdicios de la madera que proceden de las actividades
cotidianas de Tapebicuá. “El combustible del generador es justamente el residuo
de nuestro proceso industrial: aserrín y chips de eucaliptus, a razón de 12
toneladas de biomasa por hora”, puntualizó el directivo.
En Corrientes, el superávit de biomasa residual para su
eventual utilización en la generación de electricidad es significativo. Pero la
provincia gobernada por Ricardo Colombi no es la única que planea aprovechar
los residuos agroforestales, en general, y los madereros, en particular, para
ampliar y consolidar el suministro energético de sus industrias.
Esta idea esta muy bien pues el empleo de los residuos
madereros para la generación energética puede contribuir con la disminución de
los gases contaminantes emitidos a la atmósfera y con la reducción del riesgo
de incendios forestales y de la presencia de plagas, entre otros beneficios.
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